Salmerón, víctima de violencia de género, cuya pareja fue condenada a 21 meses de cárcel y alejamiento por agredirla, pero que nunca llegó a cumplir dicha condena ni le fue conmutada por trabajos a la sociedad, explica desde hace años que su único interés fue el de respetar la voluntad de su hija de no querer ver a su padre y protegerla.
Su hija ha manifestado desde los 13 años que no quiere ver ni tener relación con su padre, hecho que ratificó en diversos autos judiciales desde hace ya más de siete años.
"Estos hechos ocurrieron cuando mi hija era menor de edad y ya afirmaba que no quería ver a su padre, que no iba y yo me negué a llevarla a rastras a la criatura. Respeté su decisión de no querer acudir al punto de encuentro familiar que había impuesto un juzgado. En aquella época la niña fue explorada por la jueza de lo civil de primera instancia. En esa exploración, sola ante la jueza y un fiscal, ella le pidió por favor, le rogó y le suplicó a su señoría que le quitara el punto de encuentro, que no quería ver más a su padre. Que ella lo que quería era seguir con sus estudios, su rutina y su vida y que no quería ver a su padre.
La jueza que la oyó dictó un auto en el que dijo literalmente: "La niña verá a su padre cuando quiera, donde quiera y si quiere" y pegó carpetazo al punto de encuentro. Esto fue hace siete años cuando la niña tenía 13 y ahora es mayor de edad y tiene 20."
Ahora María se enfrenta a la justicia por el delito de proteger a su hija de su padre maltratador. Esta situación vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la situación de los menores ante casos de violencia machista.
Las feministas lo tenemos claro: un maltratador nunca será un buen padre y por lo tanto no deben tener régimen de visitas.
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Yorumlar