PRIMERA OLA FEMINISTA
Estamos a comienzos del siglo XVIII, conocido por la Ilustración y la Revolución francesa. En este momento se habla se libertad y derechos, y por ellos lucharán tanto hombres como mujeres, especialmente estas tuvieron un papel importante y clave en la Revolución francesa.
Las mujeres del siglo XVIII reivindicaban el derecho a la educación, derecho al trabajo, derechos matrimoniales y respecto a los hijos e hijas, derecho al voto, abolición de la prostitución y actuación contra los malos tratos y abusos dentro del matrimonio, Así lo reflejaron en los Cuadernos de Quejas de las mujeres, que no fueron tenidos en cuenta. Desgraciadamente la mujer fue silenciada y olvidada después de su lucha, y así quedó reflejado en 1789 con la redacción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Frente a esto, Olympe de Gouges redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana en 1791. “La mujer tiene derecho a ser llevada al cadalso y, del mismo modo, el derecho a subir a la tribuna”. Olympe fue guillotinada en 1793.
En 1792, Mary Wollstonecraft escribió Vindicación de los derechos de la mujer en el cual rebatía los argumentos que usaban hombres como Rousseau sobre “la inferioridad natural de las mujeres”.
Es decir, tras la Revolución francesa y sus principios de “igualdad, libertad y fraternidad”, las mujeres comenzaron a darse cuenta de su situación de opresión, pues todos esos principios por los que ellas también lucharon, iban solo dirigidos a los hombres. Las mujeres no obtuvieron ningún derecho y esto fomentó a que comenzaran a exigir no ser tratadas como ciudadanas de segunda.
SEGUNDA OLA FEMINISTA
Esta segunda ola se caracteriza por la gran lucha sufragista, que tiene lugar principalmente en Inglaterra y Estados Unidos.
Los inicios del sufragismo tienen lugar en Estados Unidos. Las mujeres habían luchado junto a los hombres por la independencia y ahora luchaban por la abolición de la esclavitud, esto las dio experiencia en la lucha civil, en los asuntos políticos y sociales. Por otra parte, eso las sirvió para ver cómo la opresión de las personas esclavas era similar a su propia opresión. Poco a poco, la mujer era cada vez más consciente de su situación.
Como les había ocurrido a las francesas durante la Revolución de 1789, las estadounidenses fueron traicionadas. Después de haber luchado contra la esclavitud, en 1866, el Partido Republicano, al presentar la Decimocuarta Enmienda a la Constitución que por fin concedía el voto a los esclavos, negaba en voto a las mujeres. Solo se logró el voto para los varones esclavos. El movimiento antiesclavista dio de lado a las mujeres, temiendo perder el derecho que acababan de conseguir. Este fue el momento clave, la gota que colmó el vaso, a partir de aquí las mujeres comenzarían a reunirse y luchar por ellas.
En esta época también fue cuando apareció la palabra “feminismo”. En un principio era como se llamaba a los hombres débiles después de sufrir tuberculosis. Ser mujer era un insulto. Pero las sufragistas se apropiaron de este término.
Sufragismo
Durante más de cincuenta años las mujeres pidieron el voto de forma pacífica, mediante propaganda y discursos, pero fueron humilladas, ignoradas e insultadas. Decidieron dejar de pedir y comenzaron a exigir.
Emmeline Pankhurst creó la Unión Social y Política de las mujeres. Sus integrantes eran conocidas como las “suffragettes”. Comenzaron protestas, rompieron escaparates, boicotearon discursos e incluso pusieron bombas caseras a modo de advertencia. Ellas no buscaban hacer daño a nadie, pese al uso de la violencia como modo de protesta. Seguían siendo ignoradas y humilladas, pero comenzaron también a ser perseguidas y agredidas. A las sufragistas que encarcelaban no las consideraban presas políticas, por lo que hacían huelgas de hambre en las cárceles.
La única baja que tuvieron fue la compañera Emily W. Dávison, que perdió su vida en una protesta en el hipódromo Epson. Convirtieron su funeral en un gran acto feminista al que acudieron cientos de sufragistas, algunas en carrozas acompañando al féretro. Emmeline Pankhurst no puedo asistir porque estaba presa.
Estalló la Primera Guerra Mundial y con ello la lucha tuvo que dejarse a un lado. Los hombres estaban en el campo de batalla y eso fomentó a que la mujer asumiera por primera vez cargos y responsabilidades que hasta el momento no se las permitía. Fue una oportunidad para la mujer de salir del ámbito del hogar e incorporarse al mundo laboral y de ocio. Demostraron ser capaces para asumir cualquier tipo de puesto y cago. Pero al finalizar la guerra se pretendió que la mujer volviera al hogar y no se reconocieron sus méritos y contribución durante los años que duró la guerra. Esta vez no iban a permitir volver a ser silenciadas y humilladas, habían demostrado ser igual de capaces que sus compañeros varones, habían trabajado igual y ahora exigían ser reconocidas como iguales, exigían el derecho al voto. Finalmente obtuvieron su derecho el 6 de febrero de 1918 en Inglaterra, pero solo las mayores de treinta años. Diez años después pudieron votar en las mismas condiciones que los hombres.
En Estados Unidos, las mujeres fueron obteniendo el derecho al voto poco a poco, siendo Wyoming el primer estado en aprobarlo en 1869 gracias a la parte más conservadora del movimiento, las Asociación Americana pro Sufragio de la Mujer, que se dedicaron a exigir el voto mediante campañas, estado por estado.
Oposición al sufragismo
A las sufragistas se las consideraba una amenaza para la familia. Se pensaba que otorgar los mismos derechos a hombres que a mujeres rompería el sistema establecido y esto perjudicaría al ámbito familiar. La sociedad tenía muy arraigados los roles sexistas y a eso hay que sumarle la oposición de la iglesia al sufragio. Si la mujer era considerada igual al hombre ¿qué sería de la crianza de los niños y del hogar? ¿acaso los hombres tendrían que comenzar a hacer “cosas de mujeres”? Esas eran las ideas de los contrarios al sufragismo. Se ridiculizó a las sufragistas tachándolas de malas madres, de mujeres feas y amargadas.
En las cárceles no se las consideraba presas políticas y se las forzaba a comer cuando hacían huelgas de hambre. Esta era una práctica dolorosa y se opusieron a ello tanto las sufragistas como los médicos, por lo que tuvieron que cesar. Más adelante el gobierno promulgó la ley Gato y Ratón, que consistía en liberar a las sufragistas que estuvieran enfermas debido a las huelgas de hambre. Cuando se recuperaban volvían a unirse a las protestas y volvían a ser encarceladas.
FIGURA IMPORTANTE DEL SUFRAGISMO: EMMELINE PANKHURST
Emmeline Crane Goulden, nacida el 15 de julio de 1858 en Mánchester, fue una activista política y líder del movimiento sufragista. Desde pequeña sus padres la transmitieron el activismo social, por ejemplo, apoyando la lucha abolicionista de la esclavitud. Pese a que desde muy temprana edad ella mostró un gran interés por la literatura, no tuvo las mismas oportunidades educativas que sus hermanos, pues los padres de Emmeline creían que sus hijas debían ser “buenas amas de casa y esposas” y deseaban que se casaran y no tuvieran que trabajar. A pesar de tener estas ideas, sus padres apoyaban el sufragio femenino y la emancipación de la mujer, y fue mediante su madre de quien obtuvo el interés por los derechos de la mujer a los catorce años.
En 1879 se casó con el abogado Richard Pankhurst (del que adoptó el apellido como debía hacerse en la época), con el cual tuvo cinco hijos y la apoyaba en su lucha feminista. Ambos fundaron la Women’s Franchise League. Intentó unirse al Partido Laborista, pero fue rechazada por ser mujer.
Tras la muerte de su esposo, fundó la Unión Social y Política de las Mujeres, formada únicamente por mujeres, cuyo lema era “acciones, no palabras”. Era un grupo radical, independiente a los partidos políticos, en el cual también participaron sus hijas, una de ellas, Christabel Pankhurst, tomará el mando del grupo años después.
Ella y las demás integrantes de la WSPU fueron encarceladas en repetidas ocasiones por sus protestas. En prisión hacían huelgas de hambre para continuar en protesta y para exigir ser tratadas como lo que eran, presas políticas, y no presas comunes.
Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, mandó a las sufragistas detener la lucha en apoyo al país e impulsó a la colaboración de la mujer en la producción industrial. Al finalizar la guerra creó Women’s Party (Partido de mujeres) para promover la igualdad en la vida pública. Unas semanas antes de su muerte se aprobó el sufragio femenino con las mismas condiciones que los varones.
OPINIÓN PERSONAL
El derecho al voto es esencial en una democracia, negar ese derecho a una parte de la población, en este caso a las mujeres, aunque también se le ha negado a la población negra, es algo totalmente contrario a una democracia.
Todos los ciudadanos, todas las personas, somos exactamente iguales y valemos exactamente lo mismo. Las sufragistas hicieron un gran trabajo y fueron muy valientes al luchar contra el sistema.
Tenían claro su objetivo y sabían que si no se mostraban violentas no se las tomaría en serio. A lo largo de la historia, ningún cambio ha sucedido de forma pacífica, pues las personas que tienen el poder no se toman en serio las exigencias del pueblo hasta que este se revoluciona.
“No queremos quebrantar las leyes, queremos redactar las leyes” y “Prefiero ser rebelde antes que esclava” son dos frases de Emmeline que me parecen inspiradoras y a tener en cuenta. Actualmente, en lo que llevamos de 2020 en España, una mujer ha sido asesinada cada tres días, una niña de tres años entre ellas, ha habido un secuestro, un intento de atropello, un intento de quemar viva a una mujer explotada sexualmente, ha caído una red de prostitución con diez hombres implicados (entre ellos policías) y están aumentando los casos de agresiones sexuales. Si esto le ocurriera a otro grupo social estaríamos hablando de terrorismo, y es exactamente eso, terrorismo machista. Estamos en estado de emergencia, nos están violentando, nos están matando, pero nadie hace nada. Flores, un minuto de silencio, un lazo morado en el Ayuntamiento y unos minutos en el telediario es toda la atención que recibe un asunto tan importante como es la violencia que sufre de forma sistemática la mitad de la población.
El año pasado (2019) en México fueron asesinadas más de dos mil mujeres, por lo que salieron a la calle e hicieron pintadas y rompieron escaparates, como hicieron las sufragistas. La gente se escandalizó, pero la realidad es que, a la mañana siguiente de esa manifestación, los cristales fueron arreglados y las pintadas fueron limpiadas, pero las mujeres asesinadas y violadas no las puede devolver nadie.
Después del sufragio femenino, la lucha feminista se fue fragmentando, con intereses comunes pero distintos enfoques y formas de actuar. Esto ha provocado que no haya una unión como la que hubo con las sufragistas, y eso ha debilitado a la lucha.
Creo que no hay que perder ese espíritu luchador y con ansias de querer cambiar el sistema que tenían las sufragistas. Se consiguió el voto, el divorcio, el acceso a la educación y el acceso a todos los puestos de trabajo, pero ahí no termina la lucha, aún hay mucho por lo que pelear. Tenemos que hacer un futuro mejor para las mujeres.
BIBLIOGRAFÍA
https://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/12/18/5672b589ca474134438b4698.html
Libro: Feminismo para principiantes, Nuria Valera
Película: Sufragistas, 2015
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