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Los menores, víctimas del patriarcado.

El patriarcado nos afecta a todos y los menores no son la excepción, es más, son de los más vulnerables, ya que el sistema les utiliza a su antojo de diversos modos y son imprescindibles, pues son el futuro mediante el cual perpetuar el sistema patriarcal.


María Salmerón y su hija son solo dos de las miles de víctimas de la justicia patriarcal en España.

Para quien no sepa de su caso, María es una mujer víctima de violencia machista que la justicia quiere llevar presa. ¿Cuál es su delito? no entregar a su hija a su maltratador. Y es que, pese a que el Convenio de Estambul dice lo contrario, según la ley española, un maltratador tiene derecho a un régimen de visitas.

Pese a que el menor manifieste su rechazo, a no ser que las autoridades convenientes dicten lo contrario, la criatura deberá seguir un régimen de visitas.

Yo soy hija de un maltratador y viví una situación similar. Mi padre tenía la denuncia por malos tratos y una orden de alejamiento de 500 metros, y, a su vez, se le permitía llevar a mis hermanos y a mí a su casa un fin de semana cada 15 días. Yo pude negarme a ello con 14 años, pero mis hermanos menores no.


El sistema antepone el "derecho" del padre a ver a sus hijos al derecho de los menores a estar seguros, incluso cuando los propios niños son quienes piden por favor no ser llevados con su padre.

Son cientos los casos de hombres denunciados por malos tratos que, incluyendo violaciones o intentos de asesinato, tienen derecho a un régimen de visitas. Y luego todos nos llevamos las manos a la cabeza cuando salen noticias de maltradores que han asesinado o abusado de sus hijos durante esas visitas.

Esto, además de poner en peligro a los menores, es una forma de violencia hacia las mujeres que ya han denunciado, pues, pese a que han tenido el valor de dar el paso y poder alejarse de su maltratador, tienen que soportar el entregar a sus hijos. Es decir, los hijos se vuelven un arma para seguir maltratando psicológicamente a mujer, el maltratador sigue teniendo una forma de dominar a su víctima. Los niños se ven envueltos en el enfrentamiento de sus padres y terminan siendo víctimas de ello.


El sistema cree que son menores y por lo tanto no saben lo que quieren, por lo que no pueden tomar la decisión de negarse a las visitas. También, al ser menores, son muy influenciables, por las madres solo, claro, así que el sistema inventa el Síndrome de Alienación Parental, que no está demostrado y que ha sido desmentido en diversas situaciones por instituciones importantes, pero que igualmente es utilizado en contra de las mujeres por muchos jueces.

El sistema tampoco cree que una menor tenga la capacidad de decidir a la hora de abortar y por ello necesita el consentimiento de sus tutores.

¡AH! Pero el sistema sí considera que un menor tiene la capacidad suficiente para "elegir su identidad de género" y someterse a mutilaciones y hormonación, y si los padres se niegan a ello, corren el peligro de que les retiren la custodia.


Resulta que un menor de edad no tiene capacidad para votar, consumir alcohol, mantener relaciones sexuales, conducir, decidir abortar o negarse a visitar a su padre maltratador, pero sí que puede hormonarse y mutilarse sin asistencia psicológica ni autorización de sus tutores.


¿Por qué? Porque al sistema le conviene.

Desde muy pequeños se nos enseña cuál es nuestro lugar en el mundo mediante el género y si no encajas en el molde que el patriarcado creó para ti, éste te dirá que te ajustes al otro molde, pero seguirá oprimiéndote en base a tu sexo.


El patriarcado manda un mensaje muy claro a las niñas (y niños) de 13 años:

Tú debes soportar que te violenten, que te amenacen, te persigan, te humillen o que te violen, ya sea tu amigo, tu padre o tu novio. Debes encajar en este molde, cuyo fin es que complazcas los intereses de los hombres: debes ser femenina, sexy pero lo justo, obediente, recatada y sumisa. Ah, y heterosexual, por supuesto. En caso de que ese molde no te guste, y por ello termines odiándote a ti y a tu cuerpo, te tenemos preparado otro molde, simplemente rápate el pelo, compórtate como un macho, toma bloqueadores y hormonas y a ser posible opérate. Seguirás sin sentirte a gusto contigo y con tu cuerpo e intentarás vivir en una mentira constante de la que te arrepentirás con 20 años. Gracias a esto, los roles de género se seguirán perpetuando y habrás invertido tiempo, dinero y esfuerzos en contentar al sistema. Las farmacéuticas y diversos lobbys te lo agradecerán.


Los menores son una herramienta clave, son el medio mediante el cual perpetuar el sexismo, el sistema de división de sexos. Las criaturas son vulnerables, muy influenciables, son esponjas que absorben todo, lo bueno y lo malo. Los coches, el azul y ser aventureros es para niños. El rosa, las muñecas y los cuidados para niñas. Vemos juguetes, anuncios y series de dibujos animados que enseñan a nuestros niños desde muy temprana edad cómo deben ser. En caso de que no encajen con lo establecido por el sistema, los colegios tienen un "protocolo trans", con el que te informarán que tu criatura no está bien porque prefiere jugar con las niñas y no con los niños o porque en sus dibujos usa mucho el rosa. Y tú deberás someter a tu hijo a terapia, bloqueadores y demás si no quieres que te retiren la custodia por transfobia. Da igual que tú quieras criar a tus hijos fuera de los moldes sexistas, que quieras tratar igual a tu hijo que a tu hija, el sistema se encargará de decirte cómo debes educarles.


Eres muy mala madre por negarte a hormonar y mutilar a tu hija de 13 años, pero tu expareja, que te maltrató durante tanto tiempo, es un gran padre que merece su régimen de visitas los fines de semana. El sistema lo deja muy claro.


Las feministas debemos hacer algo, los menores son el futuro. Debemos promover una educación feminista, libre de roles de género y violencia, por ello no podemos quedarnos de brazos cruzados ante estos temas. Somos radicales, queremos tumbar el sistema desde la raíz ¿Y qué otra raíz si no es la infancia, donde todo comienza? Es cuando asumimos los roles de género, cuando estamos expuestos al porno, la violencia, el sexismo... Una de las prioridades del feminismo debe ser proteger la infancia y así poder generar un cambio.

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